martes, 6 de julio de 2010

Voluntariado Lector en Extremadura. Carmen Ibarlucea


Cuando viajo a Marruecos, con el IITM, mi tarea es mostrar que las diferencias entre un lado y otro del mediterráneo son mínimas. Puedo hacerlo por que lo creo con sinceridad. Y no solo sobre el mediterráneo, sino sobre el mundo en general… como me gusta decir, de la humanidad en su conjunto.

Ya sé que muchas personas ven el mundo islámico como un territorio subdesarrollado donde las supersticiones y los fundamentalismos son predominantes. Pero es que, siempre es mucho más fácil ver la paja en el ojo ajeno. Cuando espero el autobús en Badajoz, para volver a casa, puedo ver carteles de “Democracia nacional” que a mi juicio (y por mis años de voluntaria con población inmigrante) además de fundamentalistas son mentirosos, y me doy cuenta de que en esta orilla estamos menos preparados para vivir en la diversidad.

“Y sin embargo se mueve” (eppur si muove) como bien dijo el miércoles pasado, en Mérida, un participante en los talleres formativos de voluntarios lectores, Juan Carlos, pues eso y no otra cosa, contra toda creencia, la realidad se impone y se impone la mezcla.

Porque en Extremadura nos estamos preparando para ser voluntarios lectores, que es básicamente leer en voz alta a otros, pero en realidad es aquello que Octavio Paz anunció sabiamente.

Para que pueda ser
he de ser otro,
salir de mí,
buscarme entre los otros,
los otros que no son
si yo no existo,
los otros que me dan
plena existencia,
no soy, no hay yo,
siempre somos nosotros.

Por que leer a otros significa un esfuerzo por salir de nosotros mismos, de nuestros gustos y apetencias, y pensar en los demás… y ese pensamiento puede llegar muy lejos, puede convertirse en una herramienta que cambia el mundo.

Yo no se demasiado sobre voluntariado lector, pero de las pocas experiencias que conozco, una de las que mas admiro es la ONGD estadounidense Reach Out and Read, personas angloparlantes que leen, en ingles, a bebes de origen latino, para que se familiaricen con el idioma y no tengan dificultades en su posterior educación. Les leen en sus propios hogares, junto a sus familiares.

Quizás les parezca que en Extremadura vamos un poco tarde, porque esto del voluntariado lector es algo que en algunas partes del mundo, como latinoamérica, se viene practicando desde hace 15 años (según el lugar), humildemente pienso que cada espacio tienen su propio tiempo, y que esta feo comparar. Como les suelo decir a mis pequeños amigos y amigas marroquíes, España no es toda igual, yo habito en un lugar, Extremadura, donde la oralidad ha sido, por un tiempo más largo, protagonista de la vida social y familiar. En este rincón del mundo, a un tiro de piedra del progreso, se han mantenido vivas las tradiciones milenarias, el ritmo lento y las miradas francas. Espero que ahora que la globalización nos alcanza no perdamos estas señas de identidad.


Carmen Ibarlucea es escritora y narradora oral.
Su página web es: www.carmenibarlucea.info

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